Mente cuadrada!.
Cien blancas de esas montañas
nevadas con la cabeza hacia abajo.
Sin analizar más que mis pasos, alcanzo una.
"Me odias mucho, poquito, nada.", giraba al
compás de mis pensamientos.
De portazo, escuché ese temor de trueno.
Mi cuerpo se tornó consistente.
Cayó!, dijo mi corazón.
Y ahí estaba...toda marchita.
Monótono.
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