sábado, julio 29, 2006

Tú.

Creo que te ví en un momento inesperado
era una tarde como de todas esas que ya han pasado
los libros me llamaban, quizás también la curiosidad,
una estampilla ya enrostrada,
una curiosidad ingenua, sin más que un aletargado pensamiento
una mirada me bastó, talvez una palabra también
eras todo, eras nada, el punto era que me llenabas.

Era tu sonrisa, que mis lamentos curaba
Era tu silueta, que calma me daba
Era tu faz, más brillante que una mañana
Era tu preciso hablar.

No era, porque eres,
Tan cíclica, como la salida del sol
Tan hermosa, como el paisaje desde ése balcón
Tan realidad irrealidad, como una gota en el desierto
Tan única, como para no encontrar más a alguien como tú
y la campana cesó.

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