Serpentinas de pensamientos
en una fiesta de filosofías.
Ruego a la tenue brisa
que desplace las fracturas.
Imagino diez horas más allá,
arribado en las esperanzas.
Las letras unen sus trazos,
para cobrar anima.
Bosquejo el supuesto principio
a tinta invisible.
Veo ese par de valles estupefactos,
que estimulan el andar.
Esperanza desesperanzada,
tras muchas aristas.
La ilusión de doble filo,
desde el balcón hacia el horizonte.
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